La frase “no hay soluciones mágicas” debe de ser una de las más repetidas en el mundo educativo, además de producir efectos devastadores sobre la moral ya de por sí decaída de muchos docentes. No sé quién la usó por primera vez, pero caló. Y sin embargo es falsa: si hay soluciones mágicas, pero recordemos que la magia consiste en aprender números de magia y, una vez aprendidos, ensayarlos y perfeccionarlos hasta mecanizar su aplicación y que parezcan eso: mágicos. El profesor puede ser un mago. Un animoso mago que domine una serie de números de magia didáctica que le permitan dar clase en las mejores condiciones posibles, controlando, motivando y creando un clima relacional pacífico y productivo a la vez.
El punto de partida para aprender números de magia didáctica es el optimismo: inyectarnos una buena dosis de fe en lo que hacemos, pensando que se pueden conseguir las metas perseguidas. Frente a la actitud de desánimo fatalista que a menudo se instala en el mundo educativo (“esto cada vez va peor”, “no hay nada que hacer”), podemos inspirarnos en la actitud del mundo científico, que nos da ejemplos de persistencia para seguir investigando sin desmayo soluciones a problemas aparentemente irresolubles.
Pero conviene no olvidar que no habrá soluciones mágicas sin:
- Una preparación previa y continua del profesorado sobre cómo gestionar-acondicionar la clase eficazmente.
- Una planificación, no sólo de los contenidos académicos de la materia, sino también (o sobre todo) de las variables socioemocionales.
- Un trabajo en equipo del profesorado.
- Implicación de las familias.
- Una atención preferente de las administraciones educativas a la logística o implementación de las intenciones educativas, es decir, a la transformación de las intenciones marcadas en las leyes educativas en instrucciones claras, precisas y eficaces para que el profesorado sepa cómo llevarlas a la práctica.
Joan Vaello Orts in “Cómo dar clase a los que no quieren”
Publicado no blog voxnostra
Nenhum comentário:
Postar um comentário